Secretos

¿Tiene usted secretos (confidencias–sigilos que pueden hacer que su mundo estalle, si son revelados)? Los personajes de las siguientes películas sí que los tienen.

El Club (2015). No es noticia que el sistema eclesiástico se ha venido asociando a toda clase de patologías y desviaciones. Todos vimos Spotlight este año, pero realmente Spotlight palidece en comparación con otra profunda película, El Club, del chileno Pablo Larraín (el mismo, sí, de No; y el mismo que este año nos trajo la esperada Neruda). Cuatro sacerdotes y una monja, en una casa retirada a la orilla de la playa, traban una densa historia de retorcida connivencia, que alcanza latitudes psiquiátricas. Más que decir algo de su trama, me gustaría invitarlos a que la consigan y se hundan, así muy pronto, en su horror. La peli ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín. Amén.


El secreto de una obsesión (2015). ¡Lo confieso! No vi la original, llamada El secreto de sus ojos (2009 / Argentina / Oscar a mejor película extranjera). Las críticas y comentarios parecen estar de acuerdo en algo: el remake, con todo y Julia Roberts y Nicole Kidman en ella, es muy inferior. De todos modos es una rendición muy correcta, con trama tour de force, y ese momento tan punzante al final. 


Before I go to sleep (2014). Es, nuevamente, Nicole. Junto a Colin Firth y junto a Mark Strong. Por una extraña patología, una mujer despierta todas las mañanas sin saber quién es. No digo más.


Automata (2014). El secreto es que las máquinas han despertado, y claro las corporaciones del caso no quieren que eso trascienda, pues las máquinas, en el año 2044, nos asisten en todo. Ciencia ficción old school con Antonio Banderas. Todos los lugares comunes, en términos de narración y atmósfera, y sin embargo la película tiene algo.


Solace (2015). Anthony Hopkins, Colin Farrell. Filme virtuoso que explora el tema de las realidades paralelas y el crimen moral. Es realmente un policiaco. Uno muy lisérgico.


Son of Saul (2015). Por fin arribo a la película que de veras quería reseñar. Esta joya húngara, que me da pena decir que no había visto hasta hoy, es extraordinaria como en quince sentidos diferentes. En lo que dice, y en la manera cómo está filmada. Es 1944 y estamos en Auschwitz. Es 1944 (esto es: solo treinta años antes de que yo naciera) y la película arranca con una durísima escena que involucra los famosos sonderkommandos –judíos al servicio del campo de la muerte– llevando a una multitud semita a ser gaseada. A partir de ahí, el filme asume un ritmo contínuo, gestionado por escenas de intercambios secretivos, conspiradores, entre los “comandos especiales”. Como fondo constante la brutalidad nazi en todo su esplendor. Para mientras, el personaje principal busca darle reservadamente a su hijo una judía sepultura. Son of Saul ganó el Grand Prix de Cannes, la Mejor Película Extranjera en los Oscar, entre infinidad –infinidad– de otros premios.



(Contraluz publicada el 13 de mayo de 2016 en Contrapoder.)


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